Finalmente, alcancé mi meta y desvelé el secreto de mi alma.
Soy aquello a quien siempre recé,
Aquello a quien pedí ayuda,
Soy aquello que tanto busqué,
Soy la cima de mi propia montaña.
Y veo la creación como una página de mi propio libro.
Soy uno, hecho de muchos.
La sustancia de todo, pues no hay dos.
El todo soy yo.
La creación soy yo.
Pues lo que me concedo,
lo tomo de mí mismo,
Y me doy a mí mismo: lo absoluto.
Pues el padre y el hijo soy yo.
Lo que quiero lo hago.
Y veo mis deseos fluyendo, realizados
Pues yo soy el conocedor y el conocido.
El súbdito, el trono y el rey.
La duda en mí surgía,
Cuando descubrí que conmigo había jugado.
Y, despierto que estoy ahora,
Recupero mi trono,
Y gobierno mi propio reino,
Que soy yo, el maestro, por la eternidad afora.
Autor desconocido.